Junto a otras dos especies, ostenta el título de “el escarabajo más grande del mundo”. Debe su imponente aspecto y tamaño –alcanza los diecisiete centímetros– a los cuernos en el pecho y cabeza del macho. Con ellos carga hasta ochocientas veces su peso. Aunque también le sirven de defensa y para buscar alimento, la principal función de los cuernos es asegurarse una pareja sexual. El perfume de la hembra en ocasiones atrae a más de un macho, quienes entablan una batalla en la que aprietan al rival entre sus playos para voltearlo. El ganador se queda con la novia (aunque no es raro que machos menores aprovechen estas peleas de los machos más grandes para copular antes con ella). Tras treinta días de gestación, la hembra deposita unos cien huevos en un tronco podrido, del que las enormes larvas (de hasta doce centímetros) se alimentarán por dos años. Cuando emerge, el adulto se alimenta de frutas frescas y podridas que busca durante las noches y madrugadas.