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Por Juan Fernando Freile
Foto Pete Oxford y Reneé Bish

Tucanes

El diostedé de la Amazonía (Ramphastos tucanus) es prácticamente igual a R. vitellinus, del cual se distingue por su mayor tamaño y por su característico canto que anuncia la buena suerte

Sin duda, uno de los grupos de aves que más enigmas plantea a los científicos y que más cautiva al ojo del observador es el de los tucanes. Estos fantásticos alados del bosque viven únicamente en la América tropical, desde el sur de México hasta el noroeste de Argentina. Habitan principalmente en los bosques tropicales, pero es posible encontrarlos hasta cerca de los 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Están agrupados en la familia Ramphastidae, emparentada con carpinteros, pedrotes y culebreros. Se reconocen cuarenta y dos especies en el mundo, de las cuales diecinueve se encuentran en el Ecuador.

Los tucanes del Ecuador

De las diecinueve especies que viven en el Ecuador, cinco corresponden al grupo de los grandes tucanes del género Ramphastos, entre los cuales se encuentra el popular diostedé, muy apreciado entre los campesinos de la Costa por sus dones de presagio. Este vistoso tucán anuncia con su característico canto —dios-te-dé, dios-te-dé— la concesión de buenos deseos y la buena suerte para quien lo escucha. Además de su peculiar llamado, se destacan sus pecheras blancas o amarillas brillantes, que de tan inmaculadas parecen baberos recién puestos sobre el plumaje negro del resto del cuerpo.

A las siguientes seis especies se las conoce como arasaris y pertenecen al género Pteroglossus. Una de ellas, el “arasari pico pálido” o “pili” (Pteroglossus erythropygius) habita únicamente en la Costa del Ecuador. Estos tucanes, más pequeños y estilizados, viven en grupos compactos de pocos individuos que bien pueden moverse bulliciosamente por las copas de los árboles o permanecer inmóviles, casi imperceptibles, dentro del follaje del bosque.

Las restantes ocho especies corresponden a tres grupos menos conocidos, pero no por ello menos atractivos. Tres de ellas pertenecen al grupo de los tucanetes esmeralda del género Aulacorhynchus. Éstos viven en los bosques subtropicales y nublados, al igual que el siguiente grupo de tres especies: los tucanes andinos del género Andigena. Estos espectaculares tucanes azules, con vivos colores rojos y amarillos alrededor de la cola y picos coloridos y llamativos, pueden encontrarse incluso cerca del páramo. También se los puede ver en los pocos remanentes de bosque andino que quedan en los valles cercanos a Cuenca y Loja. Finalmente están los tucancillos del género Selenidera, con dos especies en el Ecuador. Estos habitantes exclusivos de los bosques tropicales sin mayor alteración, constituyen el grupo menos conocido entre los tucanes.

El dilema de sus desproporcionados picos

La enigmática forma de su pico, de apariencia voluminosa e incómoda, constituye un verdadero dolor de cabeza para los estudiosos de las aves, mas no para los tucanes, como podría suponerse. Aunque lucen descomunales y parecen muy pesados, son huecos por dentro, lo que los hace livianos y fáciles de manejar. Varias hipótesis se han dado sobre su función, pero ninguna de ellas resulta completamente convincente.

Por una parte, a partir de observaciones sobre su alimentación esencialmente basada en frutos, algunos científicos concluyeron que su pico actúa como una extremidad más. Con él los tucanes pueden alcanzar frutos tiernos que germinan en el extremo de ramas y racimos delgados, que con gran dificultad soportarían el peso del ave si ésta se posara en ellas para alimentarse.

Lee el artículo completo en la edición No 12
de ECUADOR TERRA INCOGNITA

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