El mes pasado, un grupo de personas ingresó en la playa mejor conservada del parque nacional Machalilla, reemplazó los letreros que indicaban su carácter protegido con otros que la anunciaban como propiedad privada e instaló hitos conducentes a su lotización. El ministerio del Ambiente (MAATE) escuchó las denuncias y retiró las demarcaciones arbitrarias, en medio de amenazas de quienes mostraban escrituras sobre 140 hectáreas de bosque seco que rodean la playa.
Se trata de La Playita, entre Salango y Puerto López, en Manabí. Es una de las últimas playas en Ecuador que no han sido deterioradas por el agresivo desarrollo costero, y alberga uno de los pocos remanentes de bosque seco de la Costa, razones suficientes para que sea preservada.
Sin embargo, lo que la hace irremplazable es ser la principal playa de anidación de la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) en Sudamérica. La carey fue cazada durante el siglo XX por su hermosísimo carapacho, por lo que está en riesgo crítico de extinción. Felipe Vallejo, director de la fundación Equilibrio Azul, explica: “Solo existen quinientas hembras anidadoras en toda la costa americana del Pacífico, y cincuenta de ellas, es decir el 10 %, anidan en estos ochocientos metros de playa. Cada nido es un verdadero tesoro”. La carey y otras especies de tortuga escogen La Playita para anidar por sus características únicas, entre las que destaca la ausencia de intervención humana.
La Playita goza del mayor nivel de protección posible en un área protegida. Por su importancia y fragilidad, allí no se permite ninguna actividad humana, salvo investigación controlada. Esta incursión arbitraria de particulares que en cuarenta años de establecido el parque no han dado ningún indicio de tenencia, ahora amenaza con convertir este santuario en una urbanización.
Consultado por este medio, el MAATE indica que se encuentra indagando en el municipio de Puerto López sobre la legitimidad de las escrituras presentadas por los reclamantes, así como si estos han venido pagando impuestos prediales que avalen sus reivindicaciones. Preocupa, sin embargo, que luego de un mes no existan respuestas concretas. Por su lado, colectivos ambientales como Pacífico Libre y Mingas por el Mar, y la gobernación de Manabí, han interpuesto denuncias por daños ambientales y a la infraestructura del parque. El ministerio manifiesta que pedirá indemnizaciones y también denunciará a los agresores, pero no se entiende por qué aún no lo ha hecho.
De todas formas, la posición del ministerio es clara: La Playita “debe mantenerse sin alteraciones humanas a fin de que sus condiciones naturales se conserven a perpetuidad”. Si las misteriosas reclamaciones resultan legítimas, el estado deberá destinar fondos para expropiar esos terrenos, cuidando de que esto no constituya un incentivo para nuevas aventuras. Sin perjuicio, claro, de que se sancione a los agresores.
