En el Ecuador habitan poco más de mil personas de la nacionalidad cofán, la mayoría de ellas dentro de lo que se declaró como la reserva ecológica Cofán Bermejo en 2002 y en las vecindades del parque nacional Cayambe Coca. La reserva, que pertenece a las áreas protegidas del patrimonio natural del estado (PANE), fue creada en cooperación entre la nacionalidad A’i Cofán y el ministerio del Ambiente como una medida para contener la deforestación y defender el territorio de esta nacionalidad. Hasta hace poquito tiempo, sus 55 400 hectáreas, ubicadas entre 400 y 2275 metros de altitud, se mantenían en buenas condiciones de conservación. Sin embargo, en el curso de este año ha crecido la deforestación por una causa que se generaliza en el Ecuador: la minería ilegal. En el lecho del río Bermejo, unos cincuenta kilómetros al este de Lago Agrio, la actividad de maquinaria minera informal (excavadoras, dragas, motores) es cotidiana, y la minería ilegal sigue adentrándose en la reserva y el territorio cofán. Las acciones de la nacionalidad cofán, del ministerio del Ambiente, gobiernos regionales e incluso del ejército han resultado poco efectivas para contener la explotación aurífera porque, se presume, detrás de esta actividad están grupos irregulares y organizaciones delictivas.
La minería legal también se cierne sobre el área protegida: más de veinte concesiones para explotación de oro se encuentran en trámite. Aunque son concesiones mineras de pequeña escala y artesanales, las experiencias en otros territorios del país hablan sobre la devastación ambiental y social ocasionada por este tipo de explotación minera “menor” (por ejemplo, en el río Nangaritza, en Zamora Chinchipe). En 2018, la comunidad cofán de Sinangüé consiguió que se revoquen cincuenta y dos concesiones mineras aprobadas dentro de su territorio porque demostraron que no hubo consulta previa. Este importante logro en términos de legislación ambiental y territorial le valió a la comunidad el reconocimiento internacional, sentó precedentes sobre la defensa soberana del territorio y fortaleció las propias medidas de defensa territorial, que incluyen la vigilancia activa e instrumentos legales y comunitarios propios para proteger el territorio. El reto ahora será replicar esta positiva experiencia en todo el territorio Cofán y, ojalá, en el país entero.