Roncadores,
gringos, pargos, serranos, loros, damiselas
y muchos otros peces habitan nuestras costas.
La diversidad del mar ecuatoriano es sorprendente,
acoge tanto a los peces que vienen de aguas
cálidas como de frías. |
Empezó
la recogida, las olas movían intermitentemente
las redes. Los peces ya empezaban a morir. Unos
pocos agitaban sus agallas rojas. La mayoría,
caían pesadamente en el fondo de la canoa,
muertos. Había de todo: pargos, jureles,
roncadores, pámpanos, lisas, corvinas,
chaparras, róbalos...
La canoa se llenaba, la canoa se hundía,
la enorme canoa de pechiche. La gente miraba
con lástima la gran cantidad de pez que
quedaba muerto aún en el agua.
-¡Ve cómo se desperdicia el pescado!
-¡Y creo que nadie viene a buscarlo!
-¡Qué pena!
Levantaron las redes. Las secaron y las colocaron
sobre otra canoa.
Así describe Demetrio Aguilera Malta,
en su libro Don Goyo (1933), la cantidad y variedad
de peces en nuestro mar. Expresado con palabras
más técnicas, es un ejemplo de
la abundancia y diversidad ictiológica
que ha sido siempre característica de
nuestras costas.
Sin embargo, Demetrio Aguilera escribió
esta novela cuando los niveles de contaminación
no eran los actuales, ni la industrialización
restaba, como lo hace ahora, las posibilidades
a nuestros pescadores artesanales, cuya actividad
es mayoritariamente de subsistencia, palabra
que en nuestros días se ha transformado
en supervivencia, ya que aunque la diversidad
sigue siendo muy alta, la cantidad que peces
capturados es cada vez menor, tanto en tamaño
como en número de animales.
Hablemos mejor de lo que nos queda y que posiblemente
nos permita visualizar mejor nuestras posibilidades:
la diversidad.
Además de ser un país evidentemente
tropical por su ubicación geográfica,
el Ecuador es afectado por una variedad de factores.
No solo es el hecho de estar influenciado por
corrientes cálidas, sino también
por la presencia de una importante corriente
fría costera, la de Humboldt, que le
otorga la condición de ecosistema de
transición, es decir un lugar de intercambio
entre la zona tropical y la templada, que permite
la presencia de organismos tanto de un ecosistema
como del otro.
Más del 90% del total de especies marinas
se concentran en la plataforma continental,
es decir en la zona marina que comprende desde
la costa hasta aguas de profundidades menores
a 200 m; de hecho, más del 80% de la
pesca mundial se obtiene de esta zona. Nuestra
costa continental tiene una longitud de 2 859
kilómetros (km), con una plataforma continental
de aproximadamente 24 000 km2, lo que constituye
una décima parte de la extensión
del Ecuador continental. Esta plataforma alberga
un alto número de especies; de acuerdo
a mis estudios, se han registrado aproximadamente
650. En el Perú, a pesar de que la plataforma
continental es casi tres veces más grande
(87 200 km2), solo se han registrado 658 especies.
Estos datos corroboran nuevamente que, también
en el grupo de los peces, el Ecuador dispone
de una altísima diversidad al relacionarla
con su superficie territorial.
Este hecho es importante si vemos que el valor
social y económico del sector pesquero
se ha incrementado notablemente en los últimos
años, tanto por la creciente demanda
interna como por los importantes recursos económicos
y fuentes alternativas de trabajo que genera.
Lamentablemente en la actualidad toda la extracción
de nuestros recursos marinos se concentra en
apenas unas 25 especies. Además, producto
de buena parte de esta explotación, se
atrapa una gran variedad de organismos “sin
valor comercial”, que simplemente son
descartados o pasan indiscriminadamente a formar
parte de harina para la elaboración de
balanceados.
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el artículo completo en la edición
No 20
de ECUADOR TERRA
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