N°27 Enero - febrero de 2004
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Por Eduardo Kohn
Fotos Pablo Cervantes

Oyacachi, una historia al revés

¿Cuántos relatos habrá oído esta ventana colocada hace doce años en una vivienda oyacacheña...? La fascinante mitología de Oyacachi ha invertido nuestra Historia oficial sobre su pueblo. Cuentos, cuadros y manuscritos testimonian lo ocurrido.

14 de marzo de 1944
Luciano Andrade Marín, profesor de Geografía, emprendió una expedición con otros dos profesores, tres porteadores y un arriero con un par de asnos.

El objetivo aparente de la expedición fue localizar la comunidad indígena de Oyacachi, supuestamente localizada entre el páramo y las planicies amazónicas. En realidad, lo que más interesaba al grupo de investigadores era determinar el origen de importantes cantidades de humo, azufre y ceniza que se había llegado a Quito. Sin embargo, el informe de Andrade Marín fue mucho más allá.

Oyacachi, el pueblo más raro y más remontado del Ecuador, guardaba revelaciones muy importantes acerca de la historia del país.

Oyacachi sin registro cartográfico

En los años cuarenta, pocos ecuatorianos sabían que Oyacachi fue el primer “hogar” de la imagen milagrosa de la Virgen María que ahora se encuentra en el Santuario del Quinche. El famoso escultor español, Diego de Robles, trajo esta imagen a Oyacachi en 1591 y el Obispo de Quito la mandó a mover en 1604.

Los historiadores eclesiásticos, a su vez, conocían esta región como parte del enorme territorio ancestral de los cofanes, quienes mataron al misionero jesuita Rafael Ferrer a principios del siglo XVII.

Al profesor Andrade Marín le llamó la atención que, a pesar de ésta rica historia, este pueblo legendario y tradicionalmente afamado, no constaba en los mapas, aunque estaba, casi en los arrabales de la vieja capital ecuatoriana. Además, se encontraba en un valle, con entrada franca y expedita a la Amazonía.

Esta ausencia cartográfica es aún más sorprendente si consideramos que durante la época prehispánica y aún hasta los comienzos del período colonial, la región oriental de los Andes, en lo que hoy día es el Ecuador, fue densamente poblada. Previo a la llegada de los españoles servía de vínculo cultural, político y económico entre la Sierra y la Amazonía. Las estrechas distancias, entre pisos ecológicos en esta región, permitió que los territorios de varios grupos étnicos como los Jívaros, Cañaris y Panzaleo-Quijos se asentaran en franjas orientadas en el sentido este-oeste.

Estas franjas cruzaban los Andes y hasta, en algunos casos, llegaban a la Costa. Sin embargo, en la Colonia, aquellos grandes sistemas transregionales fueron abandonados. Aunque en tiempos prehispánicos, debido a las diferencias culturales, resultaba difícil el intercambio entre los pobladores de los Andes y los de la Amazonía, se lograron estructurar sistemas de intercambio cultural y comercial. Después de la conquista, esa fluidez quedó interrumpida: la zona de transición fue abandonada.

Que yo sepa, el pueblo moderno de Oyacachi, a 3.140 m de altura, es el último asentamiento autóctono en la ceja de montaña oriental ecuatoriana. Como los pueblos montañeses del pasado, Oyacachi mantiene vínculos, tanto hacia la Sierra, como hacia el Oriente.

Si bien los habitantes hablan un dialecto andino (variante del quichua) y también se visten como los indígenas serranos, ocupan una zona de transición, tanto biológica como cultural.

Manejan una gran variedad de productos del lugar, por ejemplo, la madera de aliso, con la que fabrican mama cucharas y bateas; o las tablas de cedro, que comercializan (venta o intercambio) en las comunidades andinas aledañas.

Lee el artículo completo en la edición No 27
de ECUADOR TERRA INCOGNITA

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