Mayo 1999
SECCIONES

inicio
archivo
suscripción
quiénes somos
índice
segmentos fijos


ÚLTIMO NÚMERO

contenido


CLUB DE
SUSCRIPTORES


suscripción
museos socios
tarjeta del club

CONTACTO

 

 

 

 

Por Adriana Reyes y Fernando Villavicencio
Foto Vicariato del Aguarico

Tagaeri, resistencia de un pueblo
continuación (3/3)

La costumbre huaorani de pintar con achiote los pies de los niños varones les ha valido el nombre de "Puka Chaquis" o "Pata Colorada".

Los Tagaeri

Por los lados de Gabarón y Cononaco vivían muchos huaorani, cada grupo en un sitio diferente. Mi papá Ahua vivía en el Cononaco con Mengua, Megatue y otros. Tenían muy buenas relaciones con el grupo de Gabarón, pero encuentros con los Tagaeri. Ahua y Megatue asaltaron una casa tagaeri para vengar una muerte de su grupo y recuperar una muchacha que ellos robaron.

Mataron a lanzazos a un hombre y al menos a dos mujeres. Por muchas semanas los Tagaeri estuvieron preparando su venganza. Varias veces vinieron como amigos para ver quiénes estaban en las casas, hasta que una noche asaltaron bien armados la casa donde se encontraban Ampure, Mimanca, Araba y otros. Fueron contra Ampure y le lancearon mortalmente.

Después de este asalto los Tagaeri se alejaron más y más hasta perder todo contacto”. Este relato de Penti, será la tónica de las historias y leyendas que sobre los Tagaeri se fueron tejiendo en el tiempo. Esto, y las incógnitas de cómo los Tagaeri podían sobrevivir y reproducirse siendo apenas cincuenta personas aisladas, contribuyeron a fortalecer al aurea de misterio que envuelve a estos hombres.

La espectacularidad muchas veces resta importancia a la realidad. Los Tagaeri no son más que unas pocas familias que reconen una franja de selva entre los ríos Shiripuno. Cononaco, Tigüinoy Napo. Para ellos, nosotros somos salvajes que no entendemos ni su idioma ni su forma de pensar. piopiciamos su destrucción y la de su entorno y causamos la muerte de su líder Taga y de los otros miembros de sus familias. El borde de su mundo mítico es el río Cononaco; ahora, se desplazan hacia estruido y la escasez de alimento.

Rapto de Omatuki

El grupo de Babe y el de Taga, enfrentados por su historia étnica, no han cesado de vigilarse. En 1993 Babe realizó la incursión más importante sobre territorio Tagaeri: entró a su casa y raptó a Omatuki, única tagaeri contactada.

A través de esta jóven conocemos un poco más de cerca el mundo tagaeri. Ella relata la muerte de Alejandro e Inés a manos de su pueblo, ocurrida cuando apenas era una niña. Asegura que en los años noventa han muerto por lo menos cinco guerreros tagaeri en distintos encuentros.

También explica su temor hacia los helicópteros: a partir de unas muertes en el río Tigüino unos helicópteros verdes comenzaron a sobrevolar su casa, dieron algunos giros sobre la aldea e incluso les echaron algunas cosas. Uno de esos días vieron venir al helicóptero y los hombres del grupo dejaron sus casas y se internaron en la selva. Ese día el helicóptero en lugar de echarles regalos les dispararon y murieron tres mujeres.

Babe, convencido finalmente por los misioneros capuchinos, devolvió a la joven Omatuki a su familia. Al momento de entregar a la muchacha, el cuñado de Babe se convertiría en la última víctima de los Tagaeri.

Decreto ejecutivo

Después de más de dos décadas de resistencia del pueblo Tagaeri se ha firmado el decreto que declara como zona intangible el territorio que ellos han recorrido ancestralmente. Este decreto es el principio de un camino aún más difícil de recorrer: visualizar la región amazónica como una zona viva y habitada desde hace milenios. Los controles para que la intangibilidad sea respetada y la asunción de las relaciones comunitarias son el gran reto que hoy tiene el Estado en la región.

 

inicio - archivo - suscripción

CONTENIDO REVISTA 3


 

portada inicio archivo subscripción inicio portada archivo subscripción