Más
de 300 mil hectáreas de bosque primario
se encuentran aún en buen estado entre
la cuenca del Nangaritza al sur y el río
Santiago al norte. Sin embargo, lentamente
la actividad humana va expandiendo sus tentáculos.
La minería, primera amenaza
La minería en el Ecuador nunca ha sido
de gran escala; las concesiones mineras en
la cordillera del Cóndor muy pocas
veces han terminado en explotación,
y más bien han sido instrumentos de
especulación, de compra y venta de
una potencial riqueza. Durante el gobierno
de Sixto Durán Bailén, y en
adelante, se realizaron reformas para facilitar
la actividad minera: en lugar de convocar
a una licitación se entregaron los
títulos mineros por simple pedido administrativo;
en lugar de poner plazos para la exploración
y para la explotación, así como
montos mínimos de inversión,
se ofrecía un título minero
por 30 años prorrogables sin ningún
requisito; en lugar de entregar un porcentaje
de las ventas o de las utilidades líquidas,
había (y hay) que pagar un dólar
por hectárea que puede llegar máximo
hasta 16 dólares. Estas políticas
han dado sus frutos: las concesiones mineras
metálicas están concentradas
en pocas manos.
Cuatro empresas tienen alrededor del 70% de
la superficie concesionada por sobre 150 000
hectáreas que se extienden entre los
ríos Nangaritza y Santiago. Una de
éstas, Ecuacorriente, compañía
canadiense, ha decidido explotar el cobre
a cielo abierto, afectando de modo directo
unas 5 000 hectáreas. Esta sería
la primera empresa en la historia del Ecuador
que realiza una extracción medianamente
grande. De los planes de las demás
(todas orientadas a la exploración
del oro) poco se conoce; aunque han iniciado
diálogos con el Ministerio del Ambiente
sobre el Bosque Protector y las potenciales
áreas protegidas.
La colonización, segunda amenaza
La colonización es una forma de vida
en algunos casos, pero en otros es una forma
de extracción de la madera. Debido
a la elevada densidad rural (entre 8 y 10
habitantes por kilómetro cuadrado en
una zona tan frágil) los gobiernos
locales son presionados para atender necesidades
de comunicación, pero en sus resultados,
las vías secundarias y terciarias son
solo instrumentos para la extracción
de madera por parte de esa población
rural. Lentamente, la cantidad de madera que
sale de la cordillera del Cóndor va
aumentando hacia los mercados (especialmente
de Cuenca).
La Ley Forestal, tercera amenaza
En la provincia de Morona Santiago, 1 200
familias shuar que tienen 212 000 hectáreas,
propusieron una forma novedosa: que su territorio
no pase a ser parte del patrimonio del Estado,
bajo administración del Ministerio
del Ambiente, sino que el Estado reconozca
su espacio, que tiene títulos colectivos,
como un Territorio Shuar Protegido para la
conservación; destinando voluntariamente
a todas las familias 160 000 hectáreas
para zonas intangibles y de bajo uso de buena
conservación.
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el artículo completo en la edición
No 36 de ECUADOR
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