N° 42 Julio - agosto 2006
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Texto César Tapia y Eduardo Morillo
Foto Jorge Anhalzer

Diversidad agrícola andina

Elevaciones y pendientes escarpadas no son obstáculos para la dura tarea agrícola, producto de la cual se originan singulares paisajes.

La gran diversidad de ecosistemas existentes en la zona andina es uno de los factores que explica su enorme riqueza florística. Esta biodiversidad vegetal fue la materia prima para el inicio de la agricultura en los Andes, proceso que ocurrió hace 10 o 12 mil años. En efecto, como producto de la domesticación de plantas, esta región es reconocida mundialmente como uno de los mayores centros de origen de plantas cultivadas. Los cultivos andinos incluyen plantas tuberosas, leguminosas, frutales, estimulantes, entre otros. Ecuador es considerado uno de los 17 países megadiversos del mundo. Gran parte de esta riqueza puede ser apreciada en las chacras de su serranía y en sus mercados andinos. Varios autores calculan que existen, por ejemplo, 600 tipos de papas, 200 de melloco y 100 de oca, mashua y quinua. La alta variedad de especies de cultivo se utiliza para diversos fines: alimentación humana y animal, medicina tradicional o ritos religiosos.

Los cultivos tradicionales surgen de un proceso de domesticación que en los Andes se inició a partir de la utilización y selección de formas silvestres que presentaban alguna característica interesante. El hecho de someter a estas plantas a la agricultura, y adaptarlas a nuevas y diversas condiciones de vida y reproducción, influyó en su evolución y generó la gran diversidad de cultivos que observamos en el presente. Sin embargo, actualmente hay muchas de estas variedades que están desapareciendo de los sistemas agrícolas andinos. Este proceso que lleva a la pérdida de la diversidad y variabilidad de un cultivo es conocido como erosión genética. Diversos factores contribuyen a la erosión genética; por ejemplo, la falta de incentivo estatal a la agricultura, que obliga a que quienes han vivido de esta actividad se vean forzados a cambiarla por otra o a migrar. Otro factor es el fomento al monocultivo o a cultivos de mayor rentabilidad con una tendencia a la homogeneización de productos.

También debemos tomar en cuenta a la deforestación, que no solo tala árboles sino especies silvestres asociadas a los cultivos. Al final de esta cadena está la desvalorización y desconocimiento de los cultivos tradicionales, que ocasionan cambios en los hábitos alimenticios y de consumo. Un claro ejemplo es el hecho de que los tubérculos andinos (como la oca o la mashua) tenían gran importancia durante el período prehispánico, pero en la actualidad ¿cuántos de nosotros comemos mashua, jícama u ocas endulzadas? Varios estudios han determinado que estos alimentos son buenos para la salud, sin embargo, la mayoría de ecuatorianos (incluso andinos) no lo sabemos.

¿Conocemos que la mashua es beneficiosa para la próstata? ¿Conocemos que la jícama es fuente de un azúcar sin glucosa y que puede ser consumida por diabéticos? ¿Conocemos que la zanahoria blanca, debido a su fácil digestión, es un alimento idóneo para la dieta de los niños reciñen nacidos?


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