N° 44 Noviembre - diciembre 2006
SECCIONES

inicio
archivo
suscripción
quiénes somos
índice
segmentos fijos


ÚLTIMO NÚMERO

contenido


CLUB DE
SUSCRIPTORES


suscripción
museos socios
tarjeta del club

CONTACTO

 

 

La cascarilla exportada del Ecuador fue extraída de bosques naturales que no han sido recuperados, al punto de que algunas de sus especies hoy se encuentran en peligro de extinción.

Cuando volaron las semillas

Texto Nicolás Cuvi

Hacia el verano de 1860 reina la intranquilidad en los Andes ecuatorianos. Tropas y milicianos van de una guerra a otra. Generales rebeldes, conspiraciones, golpes, autogolpes y un conflicto con el Perú son la razón de tal agitación. Campesinos, negros, indios y mestizos son alistados para defender una nación que ni conocen. La situación de la joven república es crítica y de eso se aprovechan los extranjeros.

El asunto lleva por lo menos un año y ha comenzado por una cuantiosa deuda que el Ecuador tiene con los ingleses. Se ha acordado pagar una parte con dinero y el saldo mediante la concesión, a compañías inglesas, de miles de hectáreas en Esmeraldas, Zamora, Cañar, Guayas... Pero el Perú no acepta tal negociación pues considera suyos algunos de estos territorios.

Y por eso la marina peruana ha bloqueado el puerto de Guayaquil, desencadenando una situación caótica.

Ecuador difícilmente puede defenderse, no solo por su inferioridad militar, sino por su fragmentación interna. Terratenientes y poderosos, más que preocupados por el país, lo están por sus bienes sin importar quién gobierne. Varios presidentes han sido proclamados en Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja... Se suceden los combates, revueltas y alianzas. Tal es la confusión que en un momento el país ha contado con cinco gobiernos simultáneos. El territorio hierve de hombres armados y disgustados.

Y en medio de esta situación se mueve con cautela un extranjero residente en Ambato hace algunos meses: el botánico inglés Richard Spruce.

Spruce no está en el Ecuador para sacar tajada, como muchos compatriotas suyos, de las posibles concesiones territoriales. No es oro lo que busca. Más bien, el botánico aventurero recoge plantas que luego vende a coleccionistas europeos. La flora americana está de moda y no faltan compradores. Spruce ha viajado por la Amazonía durante varios años dedicado a ese negocio, y ha llegado a Ambato tras una tormentosa ascensión, a pie, desde la llanura amazónica hasta Baños.

 


inicio - archivo - suscripción

CONTENIDO REVISTA 44