Julio - Agosto de 2003
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Por Dean Jacobsen
Foto Dean Jacobsen

¿Quién habitaba aquellos ríos?

La geografía ayuda a que los ríos del valle de los Chillo tengan suficiente corriente como para soportar una cantidad moderada de contaminantes; el problema es que reciben demasiada.

Durante el año 2000, investigué el estado de los ríos del valle de los Chillos. Me propuse registrar las condiciones físicas y las sustancias contaminantes que contenían. La zona resultaba interesante por colindar con la capital ecuatoriana.

En aquella época, yo trabajaba como investigador invitado por el Departamento de Ciencias Biológicas de la PUCE. Esta entidad, junto con el Laboratorio Biológico de Agua Dulce de la Universidad de Copenhague, había estudiado, desde 1994, la ecología de los ríos del Ecuador. El financiamiento lo otorgaba (al igual que ahora, que el programa sigue en marcha) el Consejo para la Investigación en Países en Vías de Desarrollo de la Cancillería danesa, DANIDA.

Pero bueno, concentrémonos en lo ocurrido. En primer lugar, tengo que advertir que los resultados de la investigación fueron escalofriantes. Más tarde diré por qué lo afirmo; antes hay que explicar la metodología que desarrollamos y sus ventajas frente a otras formas de pesquisa. Pero primero lo primero: describamos el lugar de los acontecimientos:

Lugar de los hechos

Diez kilómetros al sureste de Quito, con una extensión de 120 km2, se encuentra el valle de Los Chillos, con aproximadamente 120.000 habitantes. Sobre este valle tan ampliamente explotado se asientan algunos pueblos, urbanizaciones, casas dispersas, fábricas, pastizales, cultivos y plantaciones de eucalipto y pino.

Hay varias causas por las que los ecosistemas de un río pueden verse afectados. Las actividades humanas presentes en el valle de Los Chillos pueden ser responsables de muchas de ellas. Para realizar nuestro estudio, nos concentramos en dos: la presencia de contaminantes y la manipulación física de los mismos.

Los contaminantes pueden ser orgánicos o sintéticos. Ambos afectan la calidad del agua de los ríos, destruyendo así su equilibrio ecológico. En cambio, la manipulación física, que puede ser una canalización o profundización, hace que los componentes del fondo del río se homogenicen; esto generalmente provoca que ciertas especies no hallen su alimento o hábitat y tengan que migrar.

Los medios de estudio

Dentro del perímetro del valle, escogimos, de entre los ríos relativamente pequeños (es decir, que tienen de 1 a 6 metros de ancho), 32 sitios (cortos tramos de río) al azar.

Tomamos en cuenta el entorno de los ríos, porque su estado también influye en la cantidad de macroinvertebrados que se debe esperar.

Los ríos fueron examinados en la época seca (julio del 2000) cuando su caudal es bajo y, por lo tanto, la dilución de las sustancias contaminantes es mínima y el efecto de la contaminación es más evidente.

Para nuestro estudio, colectamos macroinvertebrados, comúnmente llamados bichos (moluscos, crustáceos, algunas larvas de insectos, entre otros) existentes en el fondo de cada tramo (sitio) de río investigado.

Colectamos estos animales utilizando una red que se coloca en el fondo del río y moviendo el suelo (sustrato) con nuestros pies para que los animales se desprendan de él y sean arrastrados por la corriente hacia la red. Las muestras fueron trasladadas a una bandeja de plástico blanco para facilitar la identificación de los macroinvertebrados.

Lee el artículo completo en la edición No 24

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