N° 55 septiembre - octubre de 2008
 
ÚLTIMO NÚMERO

contenido
SECCIONES

inicio
archivo
suscripción
quiénes somos
segmentos fijos
índice temático





PUBLICIDAD

nuestro perfil
¿quiénes nos leen?
nuestros precios




CLUB DE
SUSCRIPTORES


suscripción
museos socios


CONTÁCTANOS

 

 


Por Julio Pazos B.

Viandas

En cierto sector de Quito confluyen tres importantes universidades y claro, los jóvenes universitarios que aparentemente padecen de anorexia y bulimia, solo aparentemente, acuden a los puestos de viandas que se han tomado las aceras para satisfacer su hambre o quizá la tensión que les produce el excesivo estudio.

Motivo de prolijo análisis viene a ser esta práctica alimentaria de la juventud universitaria. La primera aproximación informa sobre la interrelación de lo extranjero y lo nativo. Lo extranjero es el avance de la globalización y lo nativo es la resistencia de la tradición.

La segunda aproximación expresa el carácter indefinido del gusto de los comensales. No parece que una encuesta podría arrojar algún resultado esclarecedor, porque el apetito puede aparecer cuando menos se piensa y el gusto depende de la psicología y de la formación. Así, unas y unos pasan como si esas viandas no existieran. Otras y otros, en cambio, no se resisten al aroma y a la vista de esos piscolabis.

De la oferta extranjera son las hamburguesas y los perros calientes. Los insípidos panes se exhiben en vitrinas; la carne molida y amoldada se asa en una plancha, en tanto que las salchichas se doran en unos cilindros de metal. Para completar estos cárnicos se utilizan salsas que mezclan ketchup y mayo-nesa. Al perro caliente le añaden mostaza. Preguntados los comensales sobre el sabor de estos alimentos, solo se obtuvo una sonrisa y una especie de gesto indescifrable.

A continuación, de la oferta tradicional se ofrecen mote choclo o mote pelado con papas criollas cocidas y fritas, todo con el acompañamiento de fritada menuda; chochos, mote pelado, picadillo de zanahoria amarilla con alverjas y perejil, además de cebolla paiteña encurtida, es decir, cosas finas; cebiche de camarones con tostado y chifles; bolones de verde majado. Para estas viandas se acondicionan grandes ajiceros de cristal con ají molido con maní. Preguntados los comensales sobre el sabor de estos alimentos, solo se obtuvo una sonrisa y un gesto que decía "¡Qué le pasa a este bobo que se hace el gringo!"

Se puede creer que la juventud universitaria se encuentra al tanto del articulado de la nueva constitución, de las maniobras de la política colombiana, del hielo en Marte, de la mansedumbre de la corte suprema, sin embargo, entre tanta altura y tanta ciencia, no dejará de consumir unas viandas que son como las antípodas de la estirada y pintiparada cocina gourmet.


inicio
- archivo - suscripción


índice de allimicuna